Puede que estés en buena forma, pero ahora necesitas ejercitarte por más tiempo y con más intensidad de lo normal para conservar tu fuerza y peso (solo para sentirte abatido, adolorido y agotado al día siguiente).

Puede que seas un profesional productivo o el dueño de un negocio, pero luchas por encontrar el tiempo tres veces a la semana para las agotadoras sesiones de una hora en el gimnasio que te alejan de tu familia, amigos y pasatiempos.

O puede que seas una persona mayor, pero no disfrutas de tu tiempo libre como lo imaginaste porque simplemente no tienes la misma energía y fuerza que antes (o peor, pasas cada vez más tiempo lidiando con nuevos dolores).

Sin importar tu circunstancia, lo más probable es que la hayas atribuido al envejecimiento como parte inevitable de la vida.

Y aunque es cierto que el envejecimiento es natural, lo que no lo es son nuestras creencias sobre CÓMO debemos envejecer.

Todo lo anterior y más es lo que nuestra sociedad postindustrial nos ha dicho que es “envejecer” y que no importa quién seas, eventualmente te volverás débil, frágil y apático con los años.

Pero, ¿y si lo que entendemos por envejecimiento no fuera un hecho, sino una opción?

¿Y si fuera posible elegir otra? ¿Una que te otorgue una vida larga y satisfactoria llena de energía juvenil, salud inquebrantable y una notable condición física?